2169, año de Los dormidos’. La rutina se ha convertido en una dinámica tan predecible que ya no cabe la reflexión. No es frecuente encontrarse con una novela futurista y de aprendizaje. Tal combinación nos ofrece Avelino Martínez Granados (Almería) en su nueva obra ‘Los dormidos’, una historia que ubica al lector en el viaje de Ludas, personaje que en su camino descubrirá mucho más de lo que en un principio pretendía. La realidad no es como le contaron, la realidad es una ficción interesada.

 

Martínez Granados, psicólogo de profesión, profundiza en la mente del individuo y en el entramado de su entorno, todo sin perder el pulso de la ficción narrativa. En esta entrevista revela qué tanto estamos despiertos en la vida diaria. Y apunta con contundencia: “No concibo la literatura si no logra provocar en el lector una sacudida”.

Edgar Borges: – ¿Quiénes son ‘Los dormidos’?

 

Avelino Martínez Granados: – Aparentemente, es solo una novela. Pero si profundizamos, tal vez seamos más de lo que pensamos. El ego no nos permite aceptarlo, aunque las evidencias nos indican que estamos en ese camino. Las guerras, la ambición, la competitividad, la depresión, el miedo, las malas relaciones… ¿podrían ser consecuencia de una falta de despertar de conciencia? Quizá hayamos caído en la monotonía, funcionando más en automático que de forma reflexiva, lo que nos ha llevado a perder la referencia de nuestra esencia como seres humanos y a convertirnos, poco a poco, en humanoides.

 

E.B: – ¿El letargo es dirigido?

 

A.M.G: – No existe una única respuesta a esta cuestión. Nuestra especie comenzó guiándose por el instinto, sin tantas necesidades creadas. Con el paso de los siglos, algunos se dieron cuenta de que podían controlar a la masa y de los beneficios que esto les otorgaría. Progresivamente, esta iniciativa fue ganando terreno. Al principio, se impuso por la fuerza, pero, con el tiempo, se transformó en actuaciones más sutiles, al punto de que casi ni nos damos cuenta. La tecnología ha contribuido de forma sustancial para llegar al momento en el que nos encontramos hoy. ¿Estamos gobernados desde el principio del bien común o movidos por intereses particulares?

La humanidad necesita enfrentarse a su propia oscuridad y al sufrimiento para despertar y progresar

 

E.B: – Ludas, el protagonista, ¿es una persona de este tiempo?

 

A.M.G: Ludas vive en el año 2169, lo que le permite realizar una comparativa entre la sociedad en la que convive y las sociedades precedentes, especialmente la del siglo XXI. A lo largo de la trama, se exploran cómo está estructurada la mente humana y por qué muchos deben atravesar ciertos procesos, explicando por qué el avance evolutivo de nuestra especie es tan lento.

Tal como ha sucedido a lo largo de la historia, es necesario que ocurran catástrofes ingentes para que podamos dar un verdadero paso en nuestra evolución. En esta novela, esa realidad se manifiesta una vez más, reflejando cómo la humanidad necesita enfrentarse a su propia oscuridad y al sufrimiento para despertar y progresar.

E.B: – El viaje ha sido un tema literario de grandes obras. En tu caso el viaje se convierte en un descubrimiento no solo individual, también social. ¿Qué es lo más importante que descubre Ludas en este viaje?

 

A.M.G: La lección más importante que el protagonista descubre es que no puede seguir ciegamente la información que proviene de otra persona, por muy sabia que sea. Comprende que la verdadera paz interna solo se alcanza al desarrollar su propio criterio, uno que se ajuste a su idiosincrasia y a su proceso evolutivo. Entiende que lo que no estamos preparados para comprender no se revelará, incluso si el mayor sabio del universo intentara explicárnoslo. En definitiva, reconoce que la vida es un proceso continuo, que nada es lo que parece y que todos poseemos herramientas para superar cualquier obstáculo que se nos presente.

No concibo la literatura si no logra provocar en el lector una sacudida que le aporte nuevas perspectivas para ver la vida

 

E.B: – Si como sociedad estamos ‘dormidos’, ¿cómo podemos despertar?

A.M.G: Ese es, precisamente, el objetivo y la motivación de esta novela. No concibo la literatura si no logra provocar en el lector una sacudida que le aporte nuevas perspectivas para ver la vida con optimismoilusión y confianza. La energía es vibración y frecuencia; y esta vibración varía según nuestro grado de optimismo. Si mantenemos una actitud negativa, atraemos lo mismo, pero si somos positivos, esa energía será la que rodee nuestro mundo personal.

La toma de conciencia es, sin duda, una vía principal para despertar. Es el primer paso para cuestionar nuestras creencias, hábitos y las realidades impuestas, permitiéndonos ver más allá de lo que está en la superficie y conectar con nuestro verdadero ser. A través de la conciencia, comenzamos a distinguir entre lo que es real y lo que es una construcción de nuestras mentes o de la sociedad. Este despertar es un proceso que nos invita a vivir de forma más auténtica, libre y en sintonía con nuestra esencia.

La psicología me proporciona información sobre lo que compone al ser humano, y es precisamente esta información la que me impulsa a escribir

 

E.B: – ¿La psicología te ayuda a escribir?

A.M.G: – La psicología me proporciona información sobre lo que compone al ser humano, y es precisamente esta información la que me impulsa a escribir. Lo considero una corresponsabilidad, compartir ideas sobre realidades que, aunque no estén muy extendidas, son fundamentales para entender quiénes somos y para qué hemos venido. Escribir es, además, una forma de terapia que está al alcance de todos.

E.B: – ¿Tienes pacientes lectores y viceversa, se ha dado el caso?

A.M.G: – Varios de mis pacientes siguen mi obra literaria, y supongo que el proceso también se da a la inversa. En 2020, publiqué un ensayo titulado ConCiencia. Acceder al inconsciente‘. Sé que muchos de mis pacientes lo han leído, y este libro me ha permitido recibir en consulta a personas interesadas de diferentes puntos de España, así como de otros países y continentes.

E.B. – Si la sociedad despertara, ¿cambiaría la concepción del poder?

A.M.G: – Cuando esto ocurra, y tengo la esperanza de que así sea, el cambio se manifestará en los distintos ámbitos sociales: en nuestra interrelación, en las metas que buscamos, en la empatía, la paz, la salud física y mental, y, por supuesto, en la forma de ejercer el poder. Sin embargo, no se trata solo de que cambien quienes gobiernan, ya que eso es poco probable. Debemos cambiar todos. Cuando ese proceso se acelere y sus valores se consoliden, estaremos despertando.