La transmigración de las almas según Platón
Tal vez ahora se nos ha olvidado y nos hemos quedado con lo que nos interesa, pero los padres de la democracia y la filosofía, los grandes pensadores griegos, también eran espirituales. Entre ellos, encontramos a Platón, uno de los más afamados, que promulgó interesantes teorías sobre la transmigración de las almas.
En este sentido, me gustaría proponerte hoy un viaje apasionante por el mundo de las almas de Platón. Vamos a descubrir cómo este célebre filósofo hablaba de este tema hace más de 2000 años. Creo que es importante no olvidarlo, dado que muchas de sus enseñanzas permanecen hoy perfectamente vigentes.
La antropología según Platón
Antes de entrar directamente en el mundo de la transmigración de las almas según el filósofo griego, recordemos su concepción del hombre y la antropología.
Para Platón, el hombre tiene dos partes, cuerpo y alma:
- Por un lado tenemos el alma humana, que es inmortal. Esta pertenece al mundo de las Ideas y procede de una unión accidental entre cuerpo y alma, algo a lo que fue contrario más tarde su más afamado discípulo, Aristóteles.
- Luego tenemos el cuerpo, que es quien encarcela al alma. De ahí que Platón considera nuestra parte física como algo negativo. No olvidemos que para el filósofo, nuestro físico no deja trascender y enarbolar todo su potencial al alma, plena de luz y belleza.
El alma según Platón
Además, Platón dividió el alma en tres partes. Es más, incluso las ubicó en diversas zonas del cuerpo humano, como vemos a continuación:
- Por un lado encontramos el alma racional, que es la inteligente e inmortal. Esta es el pensamiento, que lógicamente encontramos en nuestra cabeza.
- La segunda parte es el alma irascible, que es mortal y por tanto pasional. La localizamos en el tórax y se relaciona con nuestros sentimientos, más mundanos y corporales.
- Finalmente descubrimos la tercera parte en el alma concupiscible. Esta es mortal, pero también instintiva. Se encuentra en el abdomen y se relaciona con los impulsos humanos.
Según Platón, el alma es la esencia de nuestro cuerpo. Le da vida a nuestro yo físico, que de lo contrario no sería más que una carcasa vacía.
Para el filósofo, el alma tiene vida propia totalmente inmortal, inmutable, eterna y sin sujeción alguna al cambio. Ello se debe a que procede del Mundo de las Ideas, que es más lumínico, no ético e ininteligible. Es decir, proviene de un lugar verdaderamente real.
Sin embargo, al caer accidentalmente al Mundo Sensible, se olvida casi por completo de su existencia anterior. De ahí la visión dual del ser humano que tenía este magnífico pensador clásico.
El Mito de la Carroza o Carro Alado
Antes de pasar a explicar la transmigración de las almas, es necesario explicar qué es el Mito de la Carroza o Carro Alado. Este filósofo era muy dado a exponer sus teorías con ejemplos, detalle magnífico para entender mejor su forma de pensar.
En el caso del Carro Alado, encontramos una bella carroza, que simboliza el alma racional. Esta pasea por un camino, que simula el Mundo de las Ideas. Dicha carroza va tirada por dos caballos. Uno es bonito y de color blanco, que se iguala al alma irascible. El otro es negro, y se relaciona con el alma concupiscible. Y por fin, el carro es comandado por un conductor, que sería en este caso el regidor del alma racional.
En pleno camino, los caballos se desbocan, lo que sería un accidente que representa la caída del alma del Mundo de las Ideas al Mundo Sensible. Y aquí es donde cuerpo y alma se unen casi por mera casualidad.
En esta situación, el alma, pura y bella, llena de luz, es ensuciada por el cuerpo, atado a las pasiones humanas. Deseo e irascibilidad se unen a racionalidad en un proceso que hace al alma olvidar su mundo pasado más lumínico.
Luego, podemos encontrar que para Platón, cada una de las tres partes del alma se relacionan con un tipo de ciudadano:
- El gobernante es el alma racional. Ha de ser sabio y templado, con grandes dosis de prudencia.
- El guardián o guerrero es la parte irascible del alma, la parte más fuerte.
- Finalmente, tenemos a los productores y artesanos, que son los concupiscibles. Estos pertenecen a la parte más moderada del alma.
No obstante, como ya dijimos, estas teorías cayeron en cierto olvido tras la preeminencia de Aristóteles, el alumno más aventajado de Platón. Sin embargo, este fiel seguidor tenía una forma diferente de entender la inmortalidad y dualidad del alma así como el accidente que la provocaba para unirse al cuerpo.
La transmigración de las almas por Platón
Platón creía firmemente en la transmigración de las almas. Según el filósofo, todos los seres humanos tenemos reminiscencias que nuestra alma poseía antes de volver a encarnarse en un cuerpo humano.
El filósofo estimaba que la mayeútica era un claro ejemplo de ello. Con las preguntas correctas, cualquier interlocutor podía sacar la verdad que existe dentro de una persona. Se debe precisamente a los recuerdos que reverberan en nuestra alma debido a su anterior paso por el Mundo de las Ideas. Así pues, incluso un esclavo podía demostrar gran conocimiento si el interrogatorio era correcto.
Si los seres humanos somos perceptivos, se debe a que nuestra alma no es perecedera. Todavía existe la aprehensión de la esencia, que nos demuestra la inmortalidad de la misma.
Por eso, y siempre hablando según el filósofo griego, la vida no es más que una preparación para la muerte. Por ello para él, fallecer no es en realidad un final, sino un fin, ya que libera al alma del cuerpo físico, y esta vuelve a separarse y reencontrarse con su esencia.
La belleza de lo divino
Pareciera que Platón en cierto modo defenestra todo lo humano. Para él, lo divino es hermoso, sabio y bueno. Así pues, cuanto está bajo esa índole, todo es bonito, y se alimenta de belleza para ser alado y ascender.
Mientras, lo humano es perecedero, vergonzoso, malo y acaba por consumirse. De ahí que solo nuestra alma, inmortal y perenne, sea lo realmente valorable. Encuentra su libertad cuando se despoja del cuerpo y puede volver a caminar por el Mundo de las Ideas.
A modo de conclusión
Esta es la teoría que Platón esgrimía sobra la transmigración de las almas. Eternas, bellas, racionales y casi divinas. Sin embargo, caídas en desgracia por un simple accidente. se introducían en un cuerpo humano a modo de preparación para pasar por la vida y volver a su plano de existencia ideal nuevamente.
Resulta curioso que el filósofo diga que existen reminiscencias del alma en cada ser humano. Aun habiendo olvidado su esplendoroso pasado, de toda persona se puede sacar algo bueno siempre que se hagan las preguntas adecuadas. ¿Quiere decir que un individuo, incluso con una actitud deplorable, podría ser digno y sabio? ¿Se lograría si tiene el maestro necesario que sepa encontrar esos restos de su alma racional y con sapiencia?
Sea como fuere la teoría de las transmigración de las almas de Platón, es evidente que fue un hombre sabio de gran espiritualidad. Podemos creer en sus enseñanzas o no, pero merece la pena tenerlas en cuenta. De su extenso conocimiento de la naturaleza humana se pueden extraer hoy en día maravillosas lecciones capaces de iluminar nuestra alma, espíritu y raciocinio.