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Recuerdos de vidas pasada: ¿una señal de la reencarnación?

Lo que empezaron como retazos de un sueño, se convirtieron en vívidos recuerdos de una vida pasada

Todo empezó en 2003 con un programa de misterios en la televisión danesa, en dicho espacio decidieron dedicar una de las emisiones a la reencarnación, y como siempre, como es habitual en este tipo de programas, pidieron al público que compartiese sus experiencias sobre el tema con ellos. Jette Toft decidió acudir para compartir su caso y descifrar si lo que llevaba viendo o recordando desde pequeña, eran solo sueños o era algo más real. Jette llevaba tiempo soñando, o recordando, una vida pasada y muy distinta a la suya en un pequeño pueblo que ella creía que era español.

En el programa ella habló de haber visto una ermita al final de un camino desde el punto de vista de una niña, que era ella, pero no era la misma persona que era actualmente, también comentó que recordaba un molino al lado de un río, y recordaba algo relacionado con la Virgen de Nieva. Ella recordaba fragmentos inconexos, pero afirmaba que creía haber vivido en un sitio muy lejano a Dinamarca hacia 1850. Durante el programa, Jette empezó a dar datos muy concretos como que estaba segura de que su nombre, su apellido, era Behamonte. 

 

Con los datos que dio Jette el programa consiguió localizar un pueblo que guardaba varias similitudes con los datos que había dado ella. Se trataba de Autol, una aldea riojana en la que se halla, al final de un camino, la ermita dedicada a la Virgen de Nieva. La producción del programa lo organizó todo, querían llevar a Jette a Autol sin decirle adónde iba, ni permitirle ver nada hasta llegar allí. Y la sorpresa fue mayúscula entre los miembros del equipo cuando al llevarla al pueblo con los ojos tapados y sin haberle contado nada del sitio, ella empezó a reconocer el lugar y a guiarles como si ya hubiese estado allí, y lo conociera como a su propia casa.

Jette no solo conocía el pueblo y la ermita, se orientaba y sabía dónde estaban las cosas, y conocía los edificios. También recordaba nombres y datos, recordaba que el nombre del alcalde de cuando ella había vivido allí: Gerardo González, y más tarde, según cuenta Milenio 3, se confirmó que ese era el nombre de uno de los alcaldes que habían dirigido el pueblo en el siglo XIX. El momento más destacado de esta increíble visita, fue cuando Jette, acompañada por una traductora porque aunque recordaba muchas cosas, no recordaba hablar castellano, conoció a una anciana cuyos padres habrían vivido en Autol en la misma época que recordaba ella. 

 

Aunque algunos representantes del pueblo recibieron a Jette con cierto escepticismo, creyendo que tal vez alguien de su entorno conocía la zona por haberla visitado o alguna otra explicación mucho más factible. Sus sospechas quedaron olvidadas cuando, meses después, revisando archivos y registros históricos del pueblo, descubrieron que en 1826 habían inscrito a una niña llamada Nicanora Behamonte.